viernes, julio 08, 2005

cardiogramas

La línea del cardiograma salta y se hunde infinitas veces, encontrando en la monotonía de la recta final la muerte.

2 comentarios:

Jean Georges dijo...

Conozco a alguien que usaba los cardiogramas como guirnaldas de cumpleaños. Pero se murió. Del corazón, obvio.
Gran tipo. Pero nada que ver con mi tío Ed. Ese no se muere. Se lo olvida, por eso le puso alarma y gps. Qué fenómeno el tío.
Ahora juega ajedrez en la rambla de Barkir, con otros viejos: Jonás, Atilio Orestes Lafinur y un tal Julio, que trabaja en los ómnibus.

Anónimo dijo...

Con visión profunda se llega a esa región donde la línea que más rectitud muestra no es más que peñascos, abismos, niágaras que irradian volteretas de placer.