martes, julio 26, 2005

que los cumpla feliz

Otra vez nos encontramos. Hace tiempo que no nos veíamos. Siempre que nos vemos decimos que vamos a hacer tal o cual cosa juntos, pero al final no hacemos nada. Espero que esta vez sea diferente. Llegaste, saludaste y te paraste a mi lado. Es aburrido saludar a todas las personas, una por una. A más de la mitad no las conocés. Empezamos a hablar. Las bocas se destapan sin apuro. Al principio sólo intercambiamos palabras casi vacías, sin sentido. Evitamos el silencio. Y así las frases se van llenando y nos vamos encontrando otra vez, como todos los años. Pero esta vez va a ser diferente. No va a pasar tanto tiempo. Me preguntás si todavía tengo la cámara de fotos, si ya terminé la facultad. Y te digo que sí, que ahora estoy con algo de tiempo libre, que la próxima semana te llamo y nos juntamos a tomar mate o a andar en bici. Y podríamos ir con la cámara.

Acá hay mucha gente, mucho ruido. Hablan tan fuerte y todos al mismo tiempo. Seguimos hablando, como si al hablar nos acercáramos más y más. Lo disfruto. Vuelvo a ser tu amigo. Te recuerdo cuando íbamos juntos a la plaza o a los recitales. Me gustaría ir de vuelta. Te invito a un concierto de jazz que va a haber este martes. Me decís que sí. Yo me ofrezco para ir a comprarte la entrada. Mañana tengo que dar unas vueltas cerca del teatro y ya aprovecho... Igual el lunes te llamo y me confirmás. Dale. No soporto el barullo. Vamos para la cocina, vení. Traé tu vaso. Yo agarro una botella que está casi vacía. Nos sentamos en la mesada. Sirvo un vaso para cada uno y seguimos hablando. Ahora compartimos algunos sentimientos. Vos preguntás y yo respondo. Yo te cuento un poco de mi pasado, como si nunca lo hubiera hecho, y vos me decís que te pasó lo mismo. Aunque también decís que algunas cosas no son tan así, que a vos te pasó diferente. Pero te pasó. Y ambos sabemos a qué nos estamos refiriendo. La botella apenas alcanzó para dos vasos. Ahora tomamos agua de la canilla. No importa.

La hermana de Martín pasa con la torta y dice que vayamos a cantar el feliz cumpleaños (qué nombre tan idiota para una canción, pienso). Decimos que sí, que ya vamos. Entonces yo cierro la frase y te digo que la seguimos después. Volvemos con la multitud. Cantamos, aplaudimos. No nos importa. Vos no querés comer torta, pero yo sí, así que te pido que agarres un pedazo y me lo des. Ahora tengo dos. Soy feliz, como el que cumple años. Pero igual me siento triste porque ya no podemos hablar más. Resultaría forzado si te pidiera que me acompañes otra vez a la cocina. Así que vos hablás con alguno de tus ex compañeros y yo me sirvo un vaso de whisky. Me siento y espero que la fiesta se acabe. Me quiero ir pero me cuesta tomar la decisión. Uno de tus ex compañeros, Walter, se va y vos le preguntás si te puede alcanzar. Te dice que sí. Te levantás, me saludás y quedamos en hablar el lunes. Desaparecés por la puerta. Yo sigo tomando, me prendo un cigarro y espero, con la mirada clavada en la mesa. Pero enseguida apago el cigarro y me pongo de pie. Agarro la campera y camino hacia la puerta. Te sigo. Veo que todavía no te fuiste, que estás hablando con Martín. Él tiene un vaso en la mano y gesticula sin parar, como hace siempre que está borracho. Yo me uno al grupo y enseguida nos encaminamos hacia la puerta. Salimos, vamos hasta el portón eléctrico y Martín abre desde adentro. Saluda con la mano a través de la ventana y vuelve a la fiesta. Nosotros bajamos a la calle. Vos te vas en el auto con Walter y yo empiezo a caminar. Hay apagón.

19 comentarios:

Jean Georges dijo...

Y cuando Bruno vuelve descubre la botella en la cocina, sóla, un testigo mudo de los dos vasos que se miran. Y vos caminás, mirando las baldosas impares, sin esquivar las flojas, rumbo a ninguna parte o hacia todas.
Y sonreís. Siempre supiste que iba a ser así. Desde un comienzo. Ahora la sonrisa se vuelve carcajada, catarata alienante que retumba en el pecho. El trueno pasa, el cigarro se consume. Ahora lo pisás. Con desgano. Esa fue siempre la idea, el desgano. Pero no comprás más apatías, la furia muda se instaló en tu casa. Y en la mía.

Ligustrino Campana dijo...

Estoy por levantar el teléfono. Salir y comprar el rollo de fotos.
Arreglar la rueda pinchada de la bici.

Anónimo dijo...

Y todas esas personas que no saludaste te ven como un maleducado, como un creído que ni siquiera se gasta en saludar con un gesto con la mano. Claro, ellos llegaron temprano y no se tuvieron que molestar en saludar a nadie.

Anónimo dijo...

Y sigue la fortuna sudamericana rampante y feliz, en su rueda inmensa de feria impulsada por el fuego, el fuego, ella dice que es un fuego...
Lo encuentro, Don Ligustrino, con el toque de los maestros. Que tienes oficio, compañero, lo tienes. Que tienes pasión, camarada, la tienes. Y que siga la fiesta!

Fer dijo...

Pero quedan ese diálogo en la cocina y la promesa del concierto de jazz... Con eso debería bastar por alguna horas, aunque nunca es suficiente...


Mis loores a vos, mi estimado Ligustrino (y disculpá el tuteo), otra vez me saco el sombrero ante tus escritos.

pomelo dijo...

los cumpleaños son asi: llenos de ruidos, de gente que gesticula y habla sin parar. me gusta escuchar el ruido de los demas celebrando y quedarme en silencio. Siempre hay pequeños lugares en donde hay mas silencio e intimidad. Con los vasos llenos o vacios, siempre hay cosas por las cuales brindar: un reencuentro, un concierto. Me gusta leerte ligustrino, quiero saber como te fue en la cita.
un beso!!!!!!

Lino Solís de Ovando G. dijo...

Felicitaciones. Muy bien narrado, sensible, las pausas y los énfasis donde deben estar. Un relato exquisito, me encantó... salvo por el final. ¡No puedes terminarlo ahí! ¡No puedes! Reivindícate. Que se meta al auto con Walter; que aunque le de verguenza sumarse sin que nadie lo haya invitado, se suba. O que antes de que lleguen al auto lo convenza de que el tipo está muy borracho, que mejor caminar, que él invita el taxi... En fin, hay que hacer algo.

Bito dijo...

Y la niña se montó en el coche, y quizás giró la cabeza y te vio bajar la calle, con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, y quién sabe, a lo mejor, mientras trataba de disimular interés por el absurdo monólogo de Walter sobre los precios del taller, ella solo pensaba en el vestido que se pondría el martes cuando fuséis juntos al concierto de jazz.

Muñeca dijo...

Vuelvo a leer... hay veces que me da bronca tener que decir "si hablamos y salimos" porque sé que algo se perdió... pero no sé; como que está bueno el reencuentro... Quiera Alá (oj alá)que salgan...
Saludetes...

Muñeca dijo...

ah! te agrego a mis links...

con. dijo...

Hay apagón, se cierra el telón y comienzan los aplausos. Una función más. Aún han de quedar unas cuantas, se ha olvidado su número. Da igual.

Anónimo dijo...

Oye, carnal, ¿y si te pido ayuda? ¿o a cualquiera de los que por aquí andan? Es que soy nuevo en esto de los blogs y quiero aprender a incorporar elementos en el mío. Cosas como las citas a los lados de los textos, o el subtítulo debajo del título, o poner en los links los blogs que me gustan, cosas así.
Te dejo mi correo, por si en algún momento de ocio puedes asesorarme. Gracias.

Anónimo dijo...

Mi correo es:

arq@mexicovolitivo.zzn.com

Pablofe dijo...

Buana, gracias por visitarme, y que bueno que hagas ese ejercicio de revisar post anteriores... no creo que deje mi casa vacia para siempre asi que por aqui estare viendo vecinos.

Creo que quizas Pink Floyd podria ser el punto de encuentro...

El chico desenfocado dijo...

Sólo falta que la Maga asome su cabeza por la puerta para tener la impresión de que esto ya lo viví.

Fer dijo...

Paso a saludarlo a Ud. y a la familia. ¿Cómo están todos? ¿Bien? ¿Ya lo encontraron al Bobi o no todavía? Bueno, no molesto más, me voy pero vengo a tomar mate otro día. Un fuerte abrazo y cuídese.

Disculpe el exabrupto, don Ligustrino, ya volveré a la normalidad. Mis respestos.

Jean Georges dijo...

Algo de polenta con tuco. No sé. Alguna ración fuerte, pesada, que me saque de este lugar donde sigo hace horas. Vos sabés donde.
Salud.

Ana dijo...

Pla pla pla pla... Así se aplaudirá por acá? Soberbio, y recién voy por felíz cumpleaños.
Gracias por leerme y traerme a leerte, el hallazgo de la semana.

Ligustrino Campana dijo...

Pero no me importa parecerles maleducado. Me importa ver dónde están las bebidas y la torta. A un lado.