martes, agosto 02, 2005

vuelvo en cinco

¿Con quién quiero hablar? ¿Qué quiero decir? ¿Tengo algo para decir? Acabo de decidir no pensar más. No sé por cuánto tiempo. Quizá sólo deje de hacerlo hasta terminar de escribir esto, que no sé qué es. ¿Una carta? ¿A quién? No, nada, a nadie. Es que estoy apagado y se me ocurrió sacar esto. Después voy a leerlo y ver qué hice. Tal vez así sea más fácil despertar. Repito: no sé qué es esto. ¿Tormentas olvidadas de otras épocas, crisis esperando explotar? ¿Qué será? Peleaba ayer por tener tiempo libre, y hoy que lo conseguí, ya no tengo ganas de usarlo. No sé dónde estoy ni de dónde escribo. Yo estoy aquí, sí, es cierto, eso es fácil de decir. Pero no me engaño. Hay algo que no cierra como todos los días. Otras veces la cuestión es bien simple: estoy triste o alegre, o en un punto intermedio. Pero hoy no es así. Hoy es raro. Me siento en otro lugar, tal vez en un pasado no tan lejano. Unos dos o tres años atrás, quizá, una tarde gris, un par de lágrimas tímidas, internas. ¿De qué? No recuerdo. Tal vez por eso haya viajado hasta ese instante. ¿Adónde voy, quién me lleva?

Ahí estoy, ya casi estoy, pero no sé a qué vengo. Ahora estoy fuera de mí, a un lado, viéndome recostado contra la pared de la ventana de mi cuarto que da hacia el balcón, mirando los edificios al otro lado de la calle. Luego más allá, lejos, con la mirada perdida. ¿Adónde estoy mirando, a quién, por qué no miro hacia adentro? Me lamento, me estoy lamentando, pero creo que también estoy un poco contento. Esa sonrisa en la cara, debe ser porque siento estar vivo. Sufro entonces existo. Soy yo, soy yo, pero no sé por qué, no hay nada que me defina, una palabra, nada, salvo un inmenso dolor. Dolor que ahora, con lejanía, ya no siento. Quizá sea eso lo que me perturbe. Ya no siento aquel dolor, más bien ninguno. ¿Por qué? ¿Adónde fui? Otra vez deseo tanto desintegrarme. Sé que estuve en el pasado, me sentí vivo, pero ahora no lo sé, ya no más. Me han matado y sigue viva mi piel, al menos por estos días. Me siento vacío y mi vista se pierde mientras ceno junto a mi familia. No tengo de qué hablar, no siento ser el mismo de antes, aunque antes sólo quiera decir una semana atrás. Ya no tengo ganas de hacer nada, estoy apático, y se me perdió el por qué y el cuándo volveré. Me paro, voy al baño, vuelvo, me siento, echo a andar un disco, finjo estar alegre o ser yo mismo. ¡Finjo frente a mí mismo! Pero nada, no vuelvo, nadie vuelve. No tengo la más pálida idea de dónde me quedé, pero confieso, a pesar de todo, que me gustó escribir esto. Aun siendo nadie, me gustó decirlo, decir que no soy nadie y que no estoy acá y que no sé cuándo voy a volver y que ya me fui pero que no sé a dónde y que si alguien me busca, no estoy, que regreso en cinco.

12 comentarios:

Unknown dijo...

Para cuando leas esto mi estimado blogger Ligustrino Campana, ya habrás respondido varias de esas preguntas...

Para cuando leas esto dejarás de ser nadie porque ya te identifiqué como un estimado blogger... y ya habrás vuelto luego de los cinco...

Fer dijo...

Confiéselo Ligustrino, usted sabe leer el pensamiento. O lo que es peor, sabe leer MI pensamiento... ¿Cómo hace? Pero por favor, no deje de hacerlo...

Cuando vuelva, sea donde sea que haya ido, y si se ha ido; aquí queda servidor esperándolo. O su espectro, porque yo también me he ido y espero volver en cinco...

Luciana dijo...

Caray, Ligustrino, que al mirar la cita de Bradbury en tu Blog, arriba, me quedó clarito todo.
La nada y el tedio. Gracias por no decir la tontera/pavada esa de "estas muy triste". Es eso , pero mucho peor.

Milagro no estar contigo. Fijate que eso no es nada de malo...un poquito ausente quizás, pero de cuando en vez, conducirse con "piloto automático" funciona bien.

galgata dijo...

Yo creo que en uno mismo hay muchos niveles y muchas personas también... por eso puedes fingirte a ti mismo.
Los filósofos lo explican de otra manera. Dicen que para aprender hay una parte de uno que, como el lápiz, anota, y otra que, como el papel, escribe. Si uno no puede ver una experiencia de una visión aparte de ella misma, no se registra y no cuenta. No hay conciencia.
En ese sentido el humano se desdobla por la autodefinición y el saber, y por eso es bueno vivir momentos así!...
Por otro lado, no sé si alguien puede saber realmente quién nos lleva... pero de que lo hay, lo hay.

Anónimo dijo...

Maestro Ligus. Gracias. Perfecto tus post para mi blog. La ruina nos acecha y a mí me alcanzó. Sea.


(Por cierto, qué preciosa muchacha esta María Greene).

Anónimo dijo...

Siempre es más rápida la mano que me describe, que el descrito laberinto que soy. Es decir, no soy nada hasta que me encuentro. Y la pluma es la mejor linterna. No hay que decir mucho. De hecho, no hay que decir nada. A los espejos se les pone cualquier cara, a todas horas. Es decir, estimado ligustrino, usted no se ha ido, y siempre está regresando. Morimos con el espejo que se aleja, morimos al apagarse la cocina. Y siempre es uno el que refleja la rutina.

No nos engañemos, el pánico sólo lo sienten quienes reconocen al monstruo.

.::PaLoMa::. dijo...

Esto es raro. Ayer escribí algo muy parecido, o bueno, parecido en el punto de que "me siento vacía". Yo creo que debería investigar lo que le hace la vuelta a clases a una persona, porque (como escribi en mi blAg) tengo un nudo en mi estomago.
En verdad me gustó mucho tu post. Y definitivamente escribir lo que a uno le sucede o cómo uno se siente, ayuda a resolver las cosas. Las hace ver de otra perspectiva. Ya, me voy..Ánimo!.
Saludos! Cuidate mucho..
.::PaLoMa::.

Muñeca dijo...

Así que andamos poniendonos máscaras...

Como que necesitamos poner en orden nuestro cuerpo pero el maldito no se deja; sabemos, en cierta forma también queremos, pero no podemos porque nos lo negamos en la cara...
Yo estoy internada en mi cima interior hasta que encuentre la respuesta a mi problema... Seguí meditando que algo va a salir...

Anónimo dijo...

Maes Ligus:

libre del desastre, retorno de la impaciencia.

Aún así, su post sigue siendo conveniente para mi caos.

Salú
dos.

Anónimo dijo...

Tan cierto estar como no estar. Al río de la búsqueda se le enfrenta así, sin evadirlo. Aunque se vaya, siempre está aquí.
Quién sabe por qué, pero se le aprecia, mi buen Ligustrino. Saludos.

Dharma dijo...

Sin palabras... No pensé que algún día dijera "sin palabras", pero siempre aparece esa primera vez para algo.
Saludos.

Anónimo dijo...

... El tiempo se detiene cuando comenzamos a escribir...

Y cuando terminamos de hacerlo...?

Saludos,